jueves, 19 de marzo de 2009

Típico de las chiquillas


Se suponía que mañana iríamos a la peluquería con las niñas, era nuestro panorama "femenino" de día viernes, día en el que toda mi universidad subiría al ermitaño para celebrar el inicio del año académico (en el que obviamente quedarían tirrible de lo güailashh), día en el que también asistiría al primer núcleo del año de la facultad de Derecho de la ssshile. Pero no, la espontaneidad de la Vivi que tiene características de lider carismático derrepente, destruyó toda la estructura organizacionalistica que tenía en mente.

Debo confesar que mi vida no se caracteriza por tener muchos panoramas femeninos, son contadas las veces que he ido a vitrinear ropa a las grandes tiendas de la catedral del consumo, prefiero inmiscuirme en los tumultos de ropa americana en las ferias libres cercanas a mi casa. Y cuando voy a la peluquería es muy a lo lejos y siempre lo hago sola, nunca con tres pintorescas acompañantes.

Partimos al centro, y como a las cabras no les gusta caminar accedí en hacer el viaje en el sofocante metro.
Estación Bellas Artes...
Estación Plaza de Armas, nuestro destino.
Nos bajamos, (no sé porque les cuesta tanto caminar, si de echo no hacía tanto calor), en fin ya las mal acostumbré.
La salida a Estado estaba un poco atestada de personas y para nuestra sorpresa había un evento de la tercera edad en la pérgola de la plaza, por un minuto nos emocionamos con la Dany , miramos detenidamente a cada viejecillo/a, ya imaginando lo que sería nuestra práctica con Adulto Mayor en la Legua el próximo abril...
Escapé del oasis mental de ancianitos para dirigirme en compañía de mis amigas a la Galería donde atiende Victor Hugo, estilista personal de Dany, pero obviamente... alguien se tenía que interponer - si usted lo conoce- "EL MIMO", ¡es taaaaaaaaaaaaaaan aaaaaaaaaaah!, las chiquillas inmediatamente escaparon de sus tretas de la diversión, yo por mi parte mecánicamente caminé sin hacer juicio valórico alguno del suceso, hasta que se interceptaron en nuestro camino unos chiquillos con pinta de malandra que nos pidieron a coro una mone'ita, yo estaba como en shock- no respondí-, caminé sin ser cortés, sin responder ni siquiera gestualmente. Lo que a cambio recibí fue un; Ahhhh si igual erí pelo lais, oración que fue usada en mi contra por las chiquillas que se esmeran en estigmatizarme como una pelo lais, si en realidad soy más parecido a lo que vulgarmente se conoce como flaite.

Llegamos al local de Victor Hugo, el que atendía detenidamente a un cliente varón, saludó a la Dany totalmente amigui , pero para no importunar su labor, decidimos esperar afuera.
El paisaje era absurdo, un caracol que en su mayoría tenía locales de estética, los letreros ofrecían de todo, cortes, tinturas, brushing (nunca he sabido que cuestión es esa), depilaciones por todo el cuerpo, ondulación de pestañas, etc, etc, etc. Además el aire estaba cargado a químico, laca, shampoo, amoniaco, cera depilatoria, café... ¡¿café?!; ridículamente en ese mismo caracol del arte del peinar coexistía en un piso más abajo, esos antros que según expresan las malas lenguas frecuentan puros vejetes necesitados - los café con piernas- . El que llamó mi atención se titulaba: "Karina... para hombres inteligentes". En una milésima de segundo lancé una carcajada estridente (súper anormal en mi :P), lo que motivó a las chicuelas a echar un vistazo flash y solidarizaron conmigo en risas, ya que media galería quería saber quién rayos cacareaba. Salieron dos tipos con pinta de ejecutivos del Karina y nos preguntamos si vestir terno y corbata es ser inteligente, tal como el slogan proponía..., reímos sin piedad, nos miraron avergonzados. Absurdo.

Víctor Hugo nos esperaba, me esperaba...
No sé por qué tenía confianza en sus manos, me entregué.
Finalmente quedé conforme, aunque las chiquillas preferían que me hubiera dejado la chasquilla más corta, como aquella que Grace un buen día me cortó, en fin. Después de mí, continuó con el ritual la Ange y finalmente Dany la cliente habitual.
Fue grato estar en las manos de Victor, es un buen tipo, divertido, heterosexual y lo más importante, si que nos entiende.

Creo que sería bueno tener más panoramas femeninos digo yo.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Atravesaban su frente, Él soportaba.

Callé. Una vez más lo hice.

Comenzó otra vez. Se incrementaron mis miedos, no podía dormir. Interrumpí el sueño de mi familia, con gritos, llantos, alucinaciones. Tenía diez años.

El diablo me llevaba, no lo quería, quería a Cristo.

Pasaron cinco meses de desesperación y angustia, me ungieron pastores, personas con el don de echar fuera espíritus.
No comprendía que sentido tenía esta nueva experiencia, no sabía por qué Dios permitía que me sucediera... quería correr, a veces lanzarme al vacío.

Era una odiosa y difícil conducta que costó superar, la baja autoestima.
Dentro de mi lucidez, miraba a mi alrededor, veía a mi familia destruida, mi madre delgada, con un rostro triste, mi hermano distante, preocupado, introvertido, mi padre... confuso, por mi parte estaba igual de delgada que mi madre, con la mirada perdida, desesperadamente atemorizada.

Cuando las espinas atravesaban la frente de Cristo, él soportaba, soportaba por mi, para llevarse mi dolor.

No quería entender que Dios lo estaba llamando, que esa angustia se prolongaría si Papá no decidía.

El día llegó, estaba enferma, no fui a la iglesia, mi papá estaba a cargo de mí, cuando vino una crisis insostenible, el estaba solo. No sabía que hacer hasta que comenzó a hablar con Él, entre llantos, con dificultad.
Le pidió a Dios que me sanara, que por favor lo hiciera, confesó su vida en detalle le pidió perdón por alejarse de Él, que esta vez lo seguiría, pero que por favor me sanara.

En ese momento abrí mis ojos de nuevo.
A la semana siguiente nos acompañó por primera vez a la iglesia, yo estaba feliz, era el día del padre.