domingo, 21 de junio de 2009

Un particular cumpleaños [ prácticamente cachurero]

Estaba tan acostumbrada de celebrar mis cumples en los EJEs de Octubre. Acostumbrada a recibir el abrazo fraterno e incondicional de la mayoría de mis amigos, su cariño, su dedicación, sus pequeños regalos,tenían una atmósfera tan cálida y difícil de graficar, pero... (todo tiene un peeero) - ¡el calendario! -, si poh ese que no me acuerdo quién inventó, si los Mayas, los Babilonios o alguna civilización madre por ahí. El calendario es el único culpable de robarme esos maravillosos cumpleaños, y transportarlo a un día hábil, fome día hábil, esos que si no fuera por el facebook no se acordarían de saludarme... (bendito feisbuk)

El año pasado hice mi práctica de Caso y Familia en el hogar de niñas de la ACyM, en la población El Castillo comuna de La Pintana. Eran todos los días miércoles... y adivinen que (qué?!) justo mi cumpleaños cayó un día mieeerrcoleeesss!!
Lo recuerdo muy bien, no quería ir, sabía que nos mandarían a hacer un millón de visitas domiciliarias y entrevistas a muchas familias por todo Santiago, quería evadir la responsabilidad, inventar algo... ¡pero no! tuve - me obligué a hacer frente a la situación y partí...
Los únicos que se acordaron de mi cumple tempranito fueron mis compañeros de práctica, Kevin Servando y la Vale (exceptuando a mi mami y mi papi, (mi hermano pa variar ni se acordó))
, mientras pasaban las horas me llamaban mis amigos/as, me enviaban sus sms... Como me lo temía debíamos ir a todos lados, además de La Pintana, a Pte. Alto, Quinta Normal y Santiago Centro, nuestro itinerario no nos permitía capear horas en las ferias libres que pillaramos por eso y otras cosas, estaba desahuciada, ya que meses antes Kevin Servando y la Vale me habían prometido de regalo alguna prenda exclusiva de esas fabulosas ferias, que obviamente no excedieran los $100 pesos.Ya estaba convencida que sería un largo día.

De pronto al interceptar en la esquina de Av. Juanita c/n Miguel Ángel un tumulto de personas llamó nuestra atención... qué era ¿?, nos acercamos y encontramos millones de prendas de vestir y calzados arrimados, esparcidos en una rumba que la gente que pasaba por ahí seleccionaba y se llevaba muy complacida, ya que se trataban de buenas prendas de esas marcas de renombre que yo nunca podría acceder, (a no ser que me las comprara en la feria)
Como pirañas con la Vale nos sumergimos para registrar TODO, entre bromas y risitas, nos llevamos tantas cosas, poleras Zara, mi abrigo Benneton que está NUEVO. Entendí que era un regalo de Dios por el día de mi cumpleaños (jajaja :P)


Seguimos nuestro rumbo, con un peso atróh...
Hicimos varias visitas, ya nos quedaba la última en Santiago Centro. Recorrimos para variar todas las líneas del metro hasta llegar a la estación Quinta Normal, donde nos indicaron bajar y caminar "algunas cuadras". Cuento corto, con calor, hambre, sed, lata, sopeadismo ilustrado y todo lo demás, caminamos kilometros, veíamos en nuestro desértico caminar un destino inalcanzable. No dabamos nunca a la dirección, no estabamos perdidos, sólo nos faltaban calles y calles. Los candidatos para alcalde de esa comuna, (don Raviné y don Zalaqué) adornaban las calles con su propaganda política, pero después de tantos pasos por el caliente Santiago, no lograbamos visualizarlos con nitidez.
Finalmente llegamos a nuestro esperado destino, se trataba de un cité, si, esos viejos, que aparecen descritos en La Sangre y la Esperanza, peeeeeeero, peeeero, la persona que necesitabamos entrevistar no se encontraba en casa, nadie en realidad, ni siquiera pudimos evaluar las condiciones sanitarias y la calidad de la construcción de la vivienda...
Un Cueeeekkk mental como campanazo resonó en nuestras cabezas, tuvimos que entrar a actuarle a la encargada del cité obviamente, pero al despedirnos y cerrar ese gran portón, se nos desfiguró el rostro a los tres. Indignados, no pensamos nada más que en descansar, encontramos una botillería y almacén muy vintage cerca de allí, así que hicimos las monedas, se nos habían (de hace rato) acabado las provisiones alimenticias, nos compramos una cachantún citrus de 2 litros (para eso no más alcanzó) y le pelamos almuerzo a Serva, comimos flaites pero dignos en una cuneta, no, no es una cuneta... pero afuerita de otro cité...
Después de "saciar nuestra hambre" regresamos, en busca de alguna micro, pero lo único que veíamos en nuestro caminar era a ZALAQUETT, una calle atestado, infestado, de carteles propagandísticos de ese muchachín que finalmente meses más tarde resultó salir electo...
Nuestra acumulación de tensión estaba en su límite máximo, debíamos eliminarla de alguna manera... hasta que a la Vale se le ocurrió una genial idea: "Apedrear a Zalaquett". Todos acentimos, pa' variar sin hacer juicio alguno de lo que aquello implicaba. Teníamos los peñascos en nuestras manos, la alzamos para tomar un impulso feroz que atravesaria el cartel más cercano... hasta que ¡dentenganse! - gritó Kevin-, ¿qué pasa? preguntamos, descargando un poco nuestra ira con él, nos indicó un lugar y claro, efectivamente se trataba de la querida "paz ciudadana". El guardia estaba fuera de la cavina registrando cada uno de nuestro bandalicos movimientos, así que yo creo que en menos de un segundo nos deshicimos de esas piedras y actuamos lo más normal posible, el siguiente segundo dimos el paso para retomar nuestro camino, cuando sentimos un bullicio poco conocido que se acercaba cada vez más, dimos otro paso y ante nuestros ojos; "la caravana de Zalaquett", si señoras y señores, como lo están leyendo... la caravana, una micro con una gigantografía aún mas grande que la que ya estabamos chatos de ver, con un montón de pelafustanes tirando panfletos y dando grititos en favor a ese chamaco, detrás de la micro más autos adornados y gente chillona que aportaba. Imaginense nuestras caras, estabamos perplejos, era tan irrisoria la situación. El otro segundo lo ocupamos para reirnos a carcajadas.

Si crealo, esas cosas sólo ocurren en mis cumpleaños...